viernes, 16 de enero de 2009

Machismo


Yo sostuve durante muho tiempo que las mujeres del PUEG eran unas exageradas. Sostuve que el feminismo era una muy torcida respuesta al machismo, cada vez más matizado. Aún sostengo que los hombres sufren un tipo de violencia de género similar, sólo que, digamos, al revés.

Hoy sé más sobre el mundo corporativo, y sé que, efectivamente, a las mujeres se les paga menos que a los hombres por hacer labores similares o iguales. No necesito abundar sobre el publicitado caso Juárez donde, más allá del número de desaparecidas (no hay estadísticas de desaparecidOs), las mujeres son víctima de peticiones deplorables como pruebas de embarazo antes de entrar a la maquila. Atestigué hace años, además, el intimidamiento de una amiga que, cuando denunciaba a su novio por violación, la trabajadora social le recordó que su novio iba a pasar años en prisión por algo que quizá no era para tanto (obvio, mi amiga, lacerada, violentada, minimizada, amenazada, desistió de levantar el acta, misma que quizá no procedería porque, al sentirse sucia tras el acto, se bañó).

Esta es la nota del día:

La ropa provoca, dice clero a mujeres
Autoridades eclesiásticas responsabilizaron a las mujeres de ser culpables de las agresiones sexuales que sufren, debido a la ropa “provocativa” que visten

NATALIA GÓMEZ QUINTERO Y NOEMÍ GUTIÉRREZ 
EL UNIVERSAL 
VIERNES 16 DE ENERO DE 2009 

Autoridades eclesiásticas responsabilizaron a la mujer de ser culpables de las agresiones sexuales que sufren, debido a la ropa “provocativa” que visten.

Con escotes pronunciados y minifaldas “está provocando al hombre”, dijo el arzobispo de Santo Domingo, Nicolás de Jesús López Rodríguez, durante el sexto Encuentro Mundial de las Familias.

Las mujeres se exponen a violaciones, a que las usen, que las traten como un trapo viejo, porque desvaloran su persona y su dignidad, dijo por su parte el obispo auxiliar de Tegucigalpa, Darwin Rudy Andino.

En el mismo sentido, laicos asistentes al encuentro afirmaron que la mujer es la responsable de sufrir ataques tanto físicos como verbales, pues deben ser recatadas en su forma de vestir y no despertar el morbo en las demás personas.

“Tienen la culpa de que las ataquen”, añadió la religiosa ecuatoriana Alexandra Marcillo.

Para el obispo de Ciudad Juárez, Renato Ascencio, la mujer no sólo debe cambiar su forma de vestir sino sus actitudes. Se ha perdido el pudor en la familia mexicana, mencionó.

En el sitio oficial de internet del Encuentro Mundial de las Familias se recomienda a las mujeres que no usen ropa provocativa, que cuiden sus miradas y gestos y que no admitan “chistes picantes”.

[Natalia Gómez Quintero y Nohemí Gutiérrez, 
"La ropa provoca, dice el clero a mujeres" en El Universal.com.mx, disponible en:  http://www.eluniversal.com.mx/notas/569546.html 
(Consultado 17 de enero de 2008)]

No necesito destacar la cavernicolés de quienes acusan a las mujeres de "provocar" a los abusivos. No necesito decir que mujeres y hombres deberían poder andar por la calle desnudos, si quisieran, sin que nadie se atreviera a hacerles ningún comentario obceno y, mucho menos, atreverse a tocarlos o a violentarlos. Sólo quiero agregar a la nota citada las sabias posiciones de nuestros representantes católicos, mismas que se pueden resumir con la caricatura siguiente:




Entonces, ¿no hay machismo? Claro que hay. Y no solamente en actos tan cínicos y escandalosos como los evidentes. No se trata de machismo o feminismo como de violencia de género, misma que es ejercida hacia ambos sexos; no se trata de una cosa hecha "a propósito"... es peor, es inconsciente porque es cultural.

Los católicos citados culpan a las mujeres de la violencia de que son víctimas porque se presupone que ellas están dispuestas siempre (deben estarlo). No existe, por tanto, un "no". Luego, ellas lo provocan. El hombre es, desde esta perspectiva, una bestia incapaz de frentar sus deseos, razón por la cual ellos son víctima de la tentadora serpiente con cuerpo de mujer que pinta la Biblia.

Así, las mujeres no pueden denunciar una violación y los hombres siempre tienen que "cumplir", porque claro, siempre tienen ganas y basta con que una hembra los tiente. 

Pero más allá de esto, la violencia de gpenero está todos los días entre nosotros. Yo no había reparado, por ejemplo, en que, aunque yo pagar la cuenta, siempre iba a dar "al caballero". Ni hablar del restaurante donde habían dos cartas distintas, la mía sin precios. O que la carta de vinos es para el señor. Peor aún, el sexismo está hasta en espacios "del saber", en un congreso anual de cronistas donde yo jamás pasé de "la señora de..."

La ejercemos todos los días. Yo apuesto a que ninguno de los hombres que me han dado (la mayoría de las veces en contra de mi voluntad) su abrigo, aceptaría el mío si ambos tenemos frío. Tampoco he visto mujeres que ofrezcan su asiento a un hombre evidentemente cansado del trabajo o que carga bultos en el transporte público. Esta violencia generalizada es hija de una configuración cultural donde los roles han sido asignados. Se han convertido en un dogma del que los sujetos no pueden escapar pues, aunque no ejerzan esta violencia, serán víctima de ella.

A mí me queda guango ser buenita y delicada como Rosa Salvaje y, sin embargo, he recibido los comentarios más escalofriantes ("está bien que estudies Historia, al fin que te vas a casar..." o "¡Ah, mira, la güerita sí piensa!"). He sido "la señora de...", nunca me dan la cuenta aunque yo la pida. Esto es violencia, y hay que reaccionar contra ella. Ya basta.

3 comentarios:

  1. Vaya problemón el relatado. Sin embargo, me parece que debemos encontrar la diferencia entre los espacios donde acontecen las cosas que comentas:

    1. Hay que ver la posición de la Iglesia y definir que son machines empoderados: primero, sus diositos particulares son hombres; sus autoridades son hombres; su configuración discursiva es de hombres para hombres. ¿Qué de extraño tiene -apelando a mi máxima de la inevitabilidad- que digan las sandeces que anotas. Creo que lo ridículo no es que digan "niña, tápate", sino que los curas se dediquen a hacer chuza con las monjas aun cuando éstas están por completo tapadas.

    2. En el movimiento económico, el que no te den la cuenta es una cuestión cultural que comienza por algo muy sencillo: la ubicación misma de las mujeres. Cierto, es deplorable que no les den la cuenta, que no les den la carta de vinos, o que las cartas no tenga los precios (eso no lo he visto); empero, todo empieza porque la cultura determina que: 1) la mujer entra primero al restaurante, y el hombre le detuvo la puerta; 2) la mujer se sienta primero, y el hombre le acomodó la silla; 3) la mujer no llama al mesero; 4) la mujer ordena primero. Todo esto determina que haya una confusión de significados: lo que se hace por atención resulta ser un signo de discriminación, de "hacer menos" a la acompañante, de asignarle un sitio de debilidad y dependencia. Así, una atención se ha convertido en una marca, no más.

    3. El caso de la igualdad es el problema mayor. En efecto, es posible que no se aceptara el abrigo que ofreces al otro, si éste tiene frío. Empero, ¿lo has intentado? Tal es la dificultad: la ubicación inamovible en el rol. La mujer pide igualdad pero pide asientos en el metro, oportunidades de acceso adelantado a distintos lugares... ah, y hay incluso las que emplean escotes y faldas para ganar prebendas, por no hablar de las que se ganan la vida enseñando epidermis. Hasta que esto no se mueva, no hay esperanza a la vista, independientemente de si un troglodita del MP sugiere no demandar a un violador, o diferentes clases de estúpidos acusan a la mujer de ser causantes de lo que les pasa -lo cual es en sí una muestra de cómo el seso no opera.

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  2. Hola Ale, encontré tu blog de click en click y esta entrada me gustó mucho. Tocas temas que desde hace tiempo he estado refelxionando y este post terminó por darme el empujón para hacer mi propia publicación (en mi blog, claro). Me gustaría mucho que la leyeras, no te la transcribo aquí porque me alargué mucho, pero igual podríamos luego intercambiar ideas o algo asi. Saludos

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  3. Hola Ale, te confieso que tuve que leer dos veces tu comentario para que me quedara más o menos clara la idea.

    Tienes toda la razón con lo de las leyes que todavía refelejan estas conductas, la epístola de Melchor Ocampo ya no la leen (mi hermano se casó hace un año y al menos a él y a su esposa ya no se la leyeron pero nos regalaron una copia para satisfacer nuestra curiosidad) pero hay otras leyes en los estados, por ejemplo, donde el castigo por matar a una mujer por infidelidad es menor que el que imponen por robar ganado. Sobre el aborto es otro tema, no creo que sea un paso para la liberación de la mujer sino para la deshumanización de la sociedad, pero quizás de eso podemos hablar después. El sistema de valores machistas se sigue transmitiendo por todas partes (nosotras seguramente también lo hacemos y no nos damos cuenta de ello): los niños juegan con coches y "figuras de acción", la niña con cocinita y "muñecas"; las series de TV no se cansan de repetir una y otra vez estos estereotipos en los adolecentes; bien dices que Disney chanel no deja de aturdir con sus "princesitas" las mentes de las niñas y un laaaargo etcétera.

    Hay una maestra en la carrera (por cierto, vamos en la misma facultad, ahorita te explico) que decía que por qué todas debían de entrar en el rol feminista si a ella le encantaría ser mantenida y dedicarse a leer todo el día en lugar de tener que ir a dar clases. Jajaja a mí me dió mucha risa y pensé que era una postura bastante válida.

    Sobre lo que mencionaste de la individualidad y los roles, bueno, no creo que por no reconocernos individuos se continue con el modelo de género, pero son dos ¿estructuras? contemporáneas que por lógica se ven entremezcladas, pero no por ello hay que considerarlas como lo mismo.

    Eso de adoptar como madre a las esposaas es algo que también se ve en las mujeres (adoptar al esposo como padre)... supongo que esto tiene que ver con eso que le llaman "repetición de patrones" de que cuando uno busca pareja busca a una persona que tenga las características del progenitor del sexo contrario porque uno mismo adopta las del progenitor del mismo sexo y entonces resulta que la pareja termina siendo la misma que la de los padres (Dios me libre)... quién sabe, no lo he comprobado...

    Pero entiendo lo que dices, eso de ponernos de padres o madres de nuestra pareja es fatal porque la responsabilidad sobre nuestra vida no es la misma (como cuando niños). En cuanto a lo de las religiones, no todas promueven ese "dejar en manos de otro" la felicidad, la cristiana sí y en algunos casos envidio bastante a los creyentes porque gracias a su fe su vida corre más fácil ante las adversidades.

    Creo que debemos responsabilizarnos sobre lo que hacemos, decimos y pensamos, pero sería arrogante hacerlo sobre todo lo que nos pasa porque, de una manera curiosa, estaríamos aceptando que somos los únicos activos en el mundo o que no estamos "conectados" con él para que lo externo no nos afecte...

    Es que sobre esto también he estado pensando mucho: sobre la falsa pretención de independencia emocional que tanto se promueve, porque siendo seres humanos somos seres sociales y los lazos que nos mantienen unidos son emocionales. O sea no puedes decir que si de repente todo el mundo dejara de mostrarte su afecto, hasta tus padres, podrias "resistir" porque eres muy independiente y no necesitas de ellos... tampoco es dejar que la felicidad dependa sólo de ellos pero... qué dificil es teorizar sobre estas cuestiones del alma ¿no te parece? Es que yo pienso, por ejemplo, cuando uno se enamora, ¿no has sentido cómo toda tu felicidad depende de una sola persona [ojo: la felicidad, no la vida, el éxito, etc.]? Y es algo tan común (casi natural) que no me atrevo a decir que está mal... estaría padrísimo que no pasara pero pasa...

    Y eso... también me alargué en mi comentario.

    Y sí estudiamos en la misma facultad (o al menos eso creo). Ahorita estoy tomando clases con Alfredo de Inquisición y creo que tú diste la introducción al curso el semestre pasado ¿no?...

    Y ya. ¡Saludos!

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